PURA ACTITUD

Juventud, divino tesoro (Sumo-La rubia tarada)

No todo está perdido. Hace un par de semanas se hizo referencia aquí al inexorable paso del tiempo. No cambié mi forma de pensar al respecto pero ciertas circunstancias obligan a un replanteo.

El jueves pasado, mis amigas (y colegas) Vange y Michi se recibieron de Licenciadas en Comunicación Social sorteando innumerables obstáculos. El festejo para tamaño logro se realizó en casa.

Con la premisa de mantenerme controlado, teniendo en cuenta que el viernes era un día laboral, me dispuse a participar del festejo.Pese a mi previsión inicial, la abundancia de comida, bebida junto a la presencia de varios amigos fue cambiando mi pronóstico. Fernet más que abundante (casi ni pasé por el rubro comida), charlas distendidas y un agradable clima amenizaron la velada. Reconozco que caminé por la cornisa un par de veces (no recuerdo el contenido de algunas conversaciones) pero finalmente evité el desmadre y sobre las 5:30 AM me fui al sobre.

Apenas pasadas las 8:00 AM, nuevamente en posición vertical dispuesto a hacer frente a mis obligaciones. Antes de las 9 de la mañana ya tenía medio litro de Coca Cola en mi organismo y para las 11 superaba el litro. Mientras desarrollaba mis actividades (y me imaginaba que el resto de mis compañeros nocturnos dormían plácidamente), la leve resaca retrocedía y las mentitas aplacaban el aliento a alcohol.

Pese a mis malos augurios, mi jovial organismo aguantó el trance y salió adelante sin grandes complicaciones. Pensar que un par de semanas antes, la resaca me volvió inutilizable durante todo un domingo. Amigos míos, insisto en recalcar que no todo está perdido. Está claro que las exigencias externas funcionan como un filtro poderoso ante el achanchamiento del cuerpo, la mente y el espíritu. Se alejan así los fantasmas del reuma y las discusiones con la radio por ahora.

Algunas breves conclusiones después de la fiesta:

1) cierta falta de coordinación de los invitados: por supuesto que no todos se conocen entre sí pero la friolera suma de 6 botellas grandes de fernet (del aguilita, por supuesto) para un día jueves suena excesiva. Nos esmeramos entre varios, pero sólo terminamos tres.

2) no creo razonable que una de las agasajadas indique mal el domicilio del festejo y ni siquiera tenga la precaución de traer su celular (o una agenda con los teléfonos de los invitados) confiando en la suerte o intuición de éstos para dar con su paradero.

3) probé con detenimiento los postres el día siguiente. Imperdibles, lástima por aquellos que no le rindieron honores.

4) la inocencia de la madre de Michi, creyendo que el Negro recargaba la jarra con coca, sin nada de alcohol. Su cara de borrachín lo vende.

5) resulta muy cómodo tener una fiesta en tu casa y no ser el principal responsable. Te acomodás donde más te gusta sin tener que dar vueltas y dedicar tiempo a cada uno de los grupos de invitados. Un placer funcionar como anfitrión para las homenajeadas.

Salud.

PD: Aquí fotos